Danielle Hoefler, artista y asesora, llegó a Gorlitz hace seis años y es la fuerza organizadora principal detrás de Bohemian Crossings.
Es una presencia fuerte, apasionada y compasiva, que cree que la depresión que sobrecarga a algunos en la comunidad está enraizada en una falta de esperanza. Nos comparte: “la gente que nació en Gorlitz no necesariamente ve la belleza que existe aquí”. La ciudad se compone mayormente de una población de avanzada edad; muchos de sus habitantes pasaron gran parte de sus vidas bajo el régimen comunista e incluso antes de eso, algunos sufrieron, el régimen Nazi. “Después un día,” continua, “de forma totalmente inesperada se cae el muro y sus vidas se tornaron completamente diferentes, cambiaron de la noche a la mañana. De repente se encontraron en un mundo que sencillamente no conocían ni entendían. Todo estaba perdido.”
Con la caída del muro llegó el éxodo masivo de 1/3 de la población de Gorlitz, el cierre de casi todas las fábricas y de las principales industrias regionales. Durante un tiempo, la zona se tornó casi sin ley y se convirtió en un gran centro para el mercado de las drogas y en hogar de las mafias rusa y polaca. Actualmente, el alcoholismo, la drogadicción y la pobreza continúan alimentando la desesperación.
A medida que transcurren nuestros días aquí en Gorlitz, se vuelve más fácil sentir la melancolía; hay una sensación de reticencia en las calles. Comenzamos a ver más allá del encanto inicial de las calles relativamente calmas y pacíficas, preguntándonos en cambio qué soledad y vacío podría estar comunicando esto. Gran parte de la visión de Bohemian Crossings es crear un espacio seguro y libre para que las personas puedan expresarse, no de manera solitaria sino en comunidad. Sin embargo, los desafíos inherentes a la construcción de la comunidad pueden rápida y fácilmente disipar la energía y la intención positiva. Muchos de nosotros conocemos la frustración que se esconde detrás de la frase “poner orden en una jaula de grillos”. En Alemania, como aprendimos a los pocos días de nuestra llegada, la frase utilizada es “poner orden en una bolsa de pulgas.”

Para crear comunidad por lo general es importante brindarles a las personas un espacio abierto y libre para expresarse; indudablemente aquí parece existir una fuerte necesidad de dar forma y configurar sentimientos y experiencias. Para tener éxito en el trabajo conjunto, necesitamos escucharnos nuestras historias, pero también necesitamos elevarlas a otro nivel, encausando la energía, los estados de ánimo y las voces en un coro armonioso. Logrando una coreografía con los grillos o las pulgas, por retomar la imagen, creando de algún modo una pieza de arte cohesiva, por ejemplo, que represente la visión colectiva. Con los postes intentamos encontrar ritmo, simplicidad y un patrón repetitivo que pueda servir a este propósito – un lenguaje común de color, formas y líneas que exprese emociones y experiencias diversas.